Se vienen las fiestas y aumentan los brindis y el consumo de alcohol. Muchas personas subestiman los efectos y alteraciones que produce en el organismo y pueden pensar que con una copa no pasa nada, sin embargo, genera alteraciones en el sistema nervioso que impactan en la conducción segura. ¿Qué me produce? ¿afecta a todos por igual? ¿cuánto cuesta la multa? ¿me sacan el auto? Contestamos algunas de las preguntas más frecuentes.
No. Como cualquier otro tóxico, no es bueno. Sin embargo, dadas las costumbres en el consumo de alcohol, muchas sociedades determinan límites de consumo para conducir. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que el límite máximo permitido de alcohol no debería exceder los 0,5 gr/L de sangre y recomienda adoptar límites más bajos aún. Sin embargo, hay sociedades como las del Reino Unido que tienen límites superiores (0,8 gr/L de sangre) y otras como la japonesa que estableció un límite 0,15 gr/L. Por lo tanto, el límite de alcohol para conducir es una convención social y no un algoritmo matemático.
Pero es importante saber que con niveles de 0,2 gr/L de alcohol en sangre se percibe una sensación de desinhibición que muy probablemente puede hacerte tomar riesgos que de otra forma no los tomarías. Estudios internacionales detectaron que habiendo bebido, los conductores usan menos el casco y el cinturón de seguridad, y conducen a más velocidad. Además, potencia las otras causas de siniestros sobre las que alerta la OMS: el consumo de sustancias psicoactivas, elementos de distracción, somnolencia y fatiga.
La Ley Nacional de Tránsito permite 0,5 gramos de alcohol en sangre, pero las provincias y municipios pueden suscribir o no porque tienen autonomía normativa. Es por eso que en algunas provincias la exigencia del nivel cero ya es una realidad, es el caso de: Chaco, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Tucumán, entre otras. Y a partir de 2023, la provincia de Buenos Aires se sumará a ellas, y aún se debate una norma de alcance nacional.
Como regla general, se puede decir que es el equivalente a dos copas y media de vino o dos chops de cerveza como máximo. Pero esto cambia según la persona.
No, esto depende de muchos factores. Y tené en cuenta que nosotras somos más sensibles a sus efectos porque tenemos más agua en el organismo. Por eso, si tomás lo mismo que un hombre, por más que pesen igual, seguramente él tendrá un nivel de alcoholemia menor. Además, más allá del sexo, la alcoholemia depende del peso, contextura física, tipo de bebida, edad, contenido estomacal, ritmo y velocidad de ingestión, tolerancia adquirida, enfermedades, condiciones psíquicas, hora del día, consumo de drogas, entre otros.
No, el nivel de alcoholemia será menor si se consumen alimentos, porque estos competirán con el alcohol en el proceso de metabolización, retardando sus efectos.
Curso de contraventores. Una vez que el resultado de la prueba de alcoholemia da positivo y este es certificado por la Fiscalía, al contraventor pueden ordenarle realizar el curso llevado adelante por la Secretaría de Transporte. El mismo consiste de 2 jornadas de 4 horas cada una.
A partir de 2023 entrará en vigencia la normativa de alcohol cero. La nueva ley contempla penalidades como retención de la licencia e inhabilitación para conducir, arresto, multas y obligación de concurrir a cursos especiales de educación y capacitación para el correcto uso de la vía pública. Para la retención de la licencia se tendrá en cuenta el nivel de alcohol en sangre detectado:
Es importante mencionar que, durante el primer año de vigencia de la ley, las personas que conduzcan con una tasa de hasta 499 miligramos por litro de sangre será sancionada únicamente con la asistencia y aprobación de cursos especiales de educación y capacitación para el correcto uso de la vía pública. Además, si te negás a realizar el control se considerará que el test es “positivo”.
Un estudio sociocultural que llevó a cabo el Observatorio Nacional de Seguridad Vial determinó que si bien el 93% de los conductores de autos y motos tiene claro que beber y conducir aumenta el riesgo de sufrir un siniestro vial, aproximadamente el 20% asumió haber conducido un vehículo bajos los efectos del alcohol. Este valor asciende a 27% y 29% entre jóvenes de 16 a 35 años conductores de autos y motos respectivamente, posicionando a los jóvenes como principal grupo etario de riesgo frente a esta problemática.
Una investigación que desarrolló la Agencia Nacional de Seguridad vial reveló que a los jóvenes entre 16 y 30 años no les perocupa este tema. ¿Las razones posibles?: predomina un sentimiento de excepción, es decir, la suposición de “a mí no me va a pasar”, situación que potencia la decisión de conducir luego de beber bajo una falsa creencia de control de la situación. En segundo lugar, se le atribuye al alcohol un rol de factor social de inclusión, un hábito propio de la adolescencia y que se encuentra en todos los momentos de sociabilidad. Y por último, sienten que no serán controlados y/o sancionados por conducir bajo los efectos del alcohol, ya que perciben una ausencia de control, o que bien, podrán evitar fácilmente los controles.
Es importante que sepas que, a partir de una tasa de alcohol de 0,5 g/l, los efectos en casi todas las personas son más que evidentes. Pero no sólo hay que tener en cuenta ese límite legal, sino que hay que ser consciente que para conducir se necesita lucidez plena, por lo tanto alcohol y conducción son incompatibles. ¿Querés tomar alcohol? Hacelo, pero también te pedimos que tomes conciencia y no conduzcas.
Para conducir necesitamos tener plena lucidez, es por eso que alcohol y conducción son incompatibles
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