En esta nueva entrega de HISTORIAS MOTIVADORAS, te compartimos la historia de Jesica, una gran muestra de que las ganas son más fuertes que todos los "no".
Cuando tenía 20 años, le pedí a mi hermana que me sacara un préstamo para comprar mi primer auto. Yo no sabía manejar, pero lo quería. Se lo pedí a ella porque yo no ganaba muy bien en mi trabajo.
Una vez que lo tuve, le pagaba las cuotas todos los meses.
Recuerdo que no me quedaba nada de plata para disfrutar el mes, pero el auto lo valía.
Mi viejo jamás me enseñó a manejar y, si llegaba a hacerlo, no paraba de gritarme. Era terrible.
Así que sola y como pude me pagué las clases de manejo en una escuelita de conductores.
Hoy en día sigo con mi primer autito y lo amo, porque me costó mucho conseguirlo y porque me hace sentir libre e independiente.
Hablamos de miedo, hablamos de fobia, hablamos de pánico, hablamos de temor. Todos circ...
Aprender a manejar, no importa la edad.
Hace un tiempo les preguntamos a las que habían aprendido a manejar en academias, cuále...