¿Alguna vez te frenaste en una esquina y el auto de atrás te tocó bocina? ¿O cruzaste una calle y sentiste que nadie te veía? En la Argentina, la prioridad de paso es una ley, pero todavía está lejos de cumplirse. Desde Mujeres al Volante, creemos que respetarla es mucho más que una obligación: es una forma concreta de construir calles con más amor y respeto.
La Ley Nacional de Tránsito es clara: el peatón tiene prioridad en las esquinas, incluso si la senda peatonal no está pintada. Y, en las intersecciones sin semáforo ni señal, tiene prioridad el vehículo que viene por la derecha. Sin embargo, en la práctica, estas reglas se ignoran con frecuencia.
¿Por qué? Las excusas se repiten, pero entenderlas nos ayuda a transformarlas.
“No sabía que era ley” (Desconocimiento)
Es una de las razones más comunes. Muchas personas simplemente no saben que la prioridad del peatón está contemplada en la ley. Informarnos es el primer paso para cambiar.
“Ganar antes que frenar” (Agresividad)
Es un mal hábito generalizado. En lugar de reducir la velocidad, aceleramos para “ganarle” al otro. Esa competencia constante es una de las principales causas de accidentes en esquinas.
“Tengo miedo de que se me pare el auto” (Inseguridad)
Entre las conductoras principiantes, especialmente con autos manuales, el miedo a que el auto se apague en plena bocacalle es real. Por eso muchas prefieren no frenar. Pero priorizar la seguridad es siempre más importante que la mecánica.
“Si nadie lo hace, ¿por qué yo sí?” (Ciclo vicioso)
Es una frase que escuchamos mucho. Pero el cambio empieza por una. Si cada una decide respetar, estamos cortando con ese círculo de desinterés y construyendo una nueva forma de convivir.
“Me matan a bocinazos” (Presión externa)
La impaciencia del auto de atrás genera estrés. Y muchas veces elegimos evitar el conflicto antes que hacer lo correcto. Aprendamos a resistir esa presión: frenar también es una forma de educar.
“No hay multa” (Falta de control)
La falta de penalización refuerza la impunidad. Pero conducir bien no debería depender del miedo a una sanción, sino del compromiso con la seguridad y el respeto.
En gran parte de Europa o en ciudades como Tokio o Toronto, el peatón es realmente prioridad. Los autos se detienen antes de que la persona pise la calle y nadie lo discute. No es una cuestión de control, sino de cultura vial: se entiende que todas, alguna vez, somos peatones.
Respetar la prioridad de paso no solo salva vidas, también cambia la energía en la calle. Cada vez que cedés el paso, estás enviando un mensaje de empatía, respeto y conciencia. Desde Mujeres al Volante, queremos seguir impulsando una movilidad más amable, donde cada acción al volante sea una oportunidad para mejorar la convivencia.
Porque llevar más amor y respeto a las calles también empieza ahí: en la esquina donde elegís frenar.
Animate a ser parte del cambio. La próxima vez que tengas la posibilidad, cedé el paso con una sonrisa. Tal vez inspire a otra persona a hacerlo también. Entre todas podemos construir un tránsito más humano, seguro y respetuoso.
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