En este espacio destinado a conocer a las mujeres que dejan huella en la industria de la movilidad y motivan a otras a recorrer este camino, Gabriela, paisajista y florista con más de 30 años de experiencia, nos comparte su historia como corredora de autos. Desde su boutique de flores y diseño, en Palermo, pudimos conocer cómo durante años compartió esta pasión al mismo tiempo que aceleraba en las pistas.
¿A qué edad aprendiste a manejar y quién te enseñó?
A los 15 años después de mucha insistencia. La clave fue decirle a mi papá que si él no me enseñaba, mi amigovio Juan Manuel Fangio (sobrino del exitoso piloto) lo iba a hacer. Eso le despertó tantos celos que rápidamente logré que me enseñe.
¿Cuál fue el primer auto que manejaste?
Una Tulieta GT. (Su padre fue el creador de este modelo presentado en el Salón del Automóvil de París en 1974, ganando múltiples premios)
¿Y tu primer auto?
Un Fiat 147.
¿El mejor viaje que tuviste al volante?
Varios, ya sea por trabajo o por carreras. Desde ir a Mar del Plata u otra ciudad y regresar en el día, hasta viajar a mi casa en Córdoba por el finde. Disfruto encarar la ruta y admirar las diferentes topografías.
¿Qué es para vos ser una “mujer al volante”?
Es un orgullo, un placer totalmente natural. Debería ser así para todas las mujeres. Otorga muchísima independencia
¿Cuándo comenzaste a correr en auto?
A los 29 años por casualidad. Cuando era chica, a eso de los 16 años, fui a probar un Karting a escondidas de mi familia, pero no lo pude concretar y me quedó ese pendiente en la cabeza. Recién cuando se hizo la selección para una categoría de mujeres, el profesor de la escuela de pilotos RAC, Jose Bianchi (quien hacia la selección) me llamó para preguntarme si me iba a presentar, y ahí me volvió a picar el bichito y decidí intentar. Me seleccionaron entre mil postulantes y ahí arranqué.
¿Cómo surgió esa pasión y cómo fue tu recorrido?
Comencé en la Fórmula Hyundai femenina. Me invitaron los de A Todo Motor (de la mano de Rubén Daray) a participar del “Desafío de los Valientes“, luego pasé por la Copa Corsa femenina, la Copa Citroën y la Copa Megane. En estas últimas era la única mujer. Recuerdo que en la Copa Megane corrí con autos franceses muy rápidos de caja secuencial, y casi hacíamos los mismos tiempos que los TC2000. Luego surgió la oportunidad de ser invitada a Turismo Clase 3, pero por las dificultades del país se cayeron los sponsors y ahí dejé de correr.
¿Es difícil ingresar a ese mundo siendo mujer? ¿Esto cambió con el tiempo?
Sí claro. Y si bien participan más mujeres en las diferentes categorías del automovilismo deportivo, aún no cambio. No es fácil.
¿Qué se podría hacer para que haya más mujeres en las carreras?
Debería ser igual de normal y lógico que un chico o una chica aprendan a manejar desde pequeños, como andar en bicicleta. Ahí creo que aumentaría la cantidad de chicas que elijan disfrutar del volante. Por otro lado, las instituciones deportivas del automovilismo deben abrirles el camino a las mujeres, pero eso creo que llevará años. Tal vez cuando cambien las generaciones y se sumen dirigentes con una mirada más abierta.
Más allá de las corredoras, ¿hay mujeres en los boxes?
Un montón. Es más, yo empecé ayudando en el equipo, cronometrando tiempos, organizando las comidas, haciendo compras de último momento, etc. Hay muchas esposas, novias, madres, hermanas que colaboran. Tal vez en tareas que se subestiman, pero en la práctica son muy importantes. En la F1 cada vez hay mas ingenieras y profesionales en los equipos. Eso me encanta. Algo que nos falta acá. Mas presencia femenina en esas tareas.
¿Qué te dejó la etapa de corredora?
Una experiencia personal muy gratificante y desafiante. Y como decía el gran Juan Manuel Fangio, los autos y las carreras pasan, pero los amigos quedan.
¿Cómo continuó tu camino?, ¿a qué te dedicas ahora?
Yo empecé a correr de grande, por eso ya tenía mi profesión: paisajista y florista. Nada que ver, muy raro todo. Salía en la revista Para Ti con un ramo de novia y en la revista Corsa ganado una carrera. También tenía que organizar los fines de semana de carrera con algún evento, era muy loco pasar de la creatividad de las flores a las pistas, pero siempre viví ambas con muchísima pasión.
¿Qué consejos le darías a las mujeres de la comunidad que quieran sumarse al mundo de los autos?
Que arranquen, que no lo duden ni se auto discriminen. Si les gusta, hay que hacerlo.
Tres cosas que amás de ser una mujer al volante.
La Fortaleza, independencia y libertad que me genera.
¿A qué mujer admirás o a quién te gustaría que entrevistemos del mundo de la movilidad?
Me hubiese gustado a María de Villota, que lamentablemente falleció, pero fue una gran piloto, con una fortaleza increíble. Y a Marisa Panagopulus, una kartista y piloto que hace 25 años les peleaba de igual a igual a los hombres. ¡Una genia!
¿Qué palabra se te viene al alma al pensar en estas palabras?
Ser mujer: emoción y orgullo, me encanta.
Saber manejar: libertad.
Auto: velocidad.
Amigas: la contención. Son incondicionales.
Flores y autos.
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